Cuentos de la selva, que el autor dedicó “para los niños”, está considerada como una de las obras mayores de literatura infantil. Publicada en 1918 por primera vez, cuenta con múltiples reediciones y traducciones a varios idiomas. Está integrado por ocho relatos breves, escritos en una prosa sencilla y clara, en que la imaginación encuentra grata acogida. Un tono de emotividad, relativamente equilibrado, aumenta el interés que por ellos muestra la sensibilidad juvenil. Más que deleitarse en descripciones del ambiente físico, es decir, más que presentar bosques, ríos y sus habitantes, Horacio Quiroga ofrece un original cuadro de la variada fauna selvática: los animales aparecen, con frecuencia, humanizados, sin que ello implique la intención de convertir los relatos en fábulas, aunque es innegable la presencia de una intención moralizadora. Se construyen, así, en portavoces de reflexiones morales y sujetos de acciones que van desde la ternura (La gama ciega, La abeja haragana, La tortuga gigante) hasta la crueldad (La guerra de los yacarés, El paso del Yabebirí), reflejo fiel de las luchas y la solidaridad entre los habitantes de la selva. Hombres y bestias suelen convivir en comunidad de pensamientos y de sentimientos. La narración está construida, de preferencia, en torno al eje de un narrador básico omnisciente, narrador que alterna la narración objetiva en tercera persona con el estilo directo. No obstante la intercalación de párrafos humorísticos, se observa cierta proclividad al tono trágico, muy en consonancia con el temple de ánimo usual en las obras de Horacio Quiroga.

Entre los cuentos más hermosos de este libro tenemos que citar los siguientes: La tortuga gigante, Las medias de los flamencos, La gama ciega, El paso del Yabebirí y La abeja haragana.

Índice

Prólogo de María Granata
La tortuga gigante
Las medias de los flamencos
El loro pelado
La guerra de los yacarés
La gama ciega
Historia de dos cachorros de coatí y de dos cachorros de hombre
El paso del Yabebirí
La abeja haragana